miércoles, 13 de mayo de 2020

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MADELINE MILLÁN,
POETA Y DOCENTE


Son muchas las ciudades que encierra Nueva York en su interior. Diferencias que pueblan sus barrios y que podemos reconocer en la música que resuena en sus calles, en los perfumes que se desprenden de sus cocinas, en los diferentes idiomas que transforman soledades en comunidad. Imposible sería imaginar Nueva York desde una única ventana.

Empecemos por la ventana a través de la cual se asoma la poeta y docente Madeline Millán en Washington Heights cerca de Riverside.

“Aquí nunca hubo una gran diferencia en el panorama del barrio. Creo que el espíritu caribeño es fiestero y mal soporta el aislamiento. Sin embargo, también creo que muchas de las personas que están en la calle, en este barrio, tienen que seguir trabajando. Si pararan no comerían”.

En Nueva York como en otras ciudades de Estados Unidos y del mundo, el coronavirus puso en evidencia más que nunca las disparidades y las injusticias sociales


Historias de una pandemia. Washington Heights (NYC) desde la ventana


Reflexiones, vivencias, aprendizajes, temores. Así vivimos el coronavirus en ViceVersa Magazine.

Madeline Millan: poeta y docente

Son muchas las ciudades que encierra Nueva York en su interior. Diferencias que pueblan sus barrios y que podemos reconocer no solamente en las facciones físicas de las personas, sino también en la música que resuena en sus calles, en los perfumes que se desprenden de sus cocinas, en los diferentes idiomas que transforman soledades en comunidad. Imposible sería imaginar Nueva York desde una única ventana.
Empecemos por la ventana a través de la cual se asoma la poeta y docente Madeline Millán en Washington Heights cerca de Riverside.



Aquí nunca hubo una gran diferencia en el panorama del barrio. Sin duda hay menor tráfico en las carreteras, pero la gente sigue juntándose, escucha música, es alegre y las esquinas calientes, en las cuales venden droga, continúan activas como siempre. Nadie pareciera preocuparse demasiado por el Covid-19. Desde hace unos días al alboroto normal de la comunidad se agregan, a las 7:00pm, el aplauso y cacerolazo con el cual la ciudad agradece el trabajo de quien está en los hospitales, supermercados etc. Creo que el espíritu caribeño es fiestero y mal soporta el aislamiento. Sin embargo, también creo que muchas de las personas que están en la calle, en este barrio, tienen que seguir trabajando. Si pararan no comerían”.
En Nueva York como en otras ciudades de Estados Unidos y del mundo, el coronavirus puso en evidencia más que nunca las disparidades y las injusticias sociales. Madeline quien enseña en el departamento de idiomas del Fashion Institute of Technology, pudo comprobarlo personalmente viajando en metro cuando la ciudad se iba paralizando.
Mi Universidad cerró definitivamente el 16 de marzo. Ya lo habían hecho Columbia y CUNY, así que, en los últimos días, el panorama de quien viajaba en metro cambió radicalmente. Los vagones estaban llenos de personas humildes, en gran mayoría afroamericanas y latinas. Era una realidad inquietante que me hacía pensar en películas de ciencia ficción como The Hunger Games, en las cuales las sociedades están compartimentadas”.

madeline millan

Madeline fue una de las personas que contrajo y superó el virus sin necesidad de ingresar en una clínica. Una experiencia dura, más que todo porque se vive en soledad.
“Nuestra Universidad cerró muy tarde, ya la pandemia se estaba extendiendo en la ciudad y sabíamos que al salir de casa corríamos el riesgo de contraerla. Fui al trabajo el último día y, tras recoger las cosas que tenía en mi oficina a sabiendas que no regresaría durante un tiempo, fui a cenar con algunas colegas. De pronto sentí que tenía fiebre, algo totalmente inusual en mi. En los días siguientes empecé a percibir los demás síntomas: dolores de cabeza muy fuertes, opresión en el pecho e inflamación en los ojos. Pocos días después del cierre de la Universidad, una de las colegas que había estado conmigo, tuvo que ser hospitalizada por síntomas mucho más graves”.
Madeline superó la enfermedad gracias a sus conocimientos de medicina natural, yoga y respiración.

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