31 de Octubre del 2016
Las Brujas
Las brujas no eran personas malas y feas, como las ha descrito el mundo
patriarcal, sino mujeres generadoras de un conocimiento específico. En el
medievo, cuando predominaba un modelo social masculino, el saber de las brujas
fue considerado amenazante, por lo que fue perseguido y destruido junto con
ellas en las hogueras.
En el libro El retorno de las brujas,
la filósofa Norma Blázquez Graf, de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), especialista en ciencia y género, explica que, aunque la población
femenina no tuvo acceso a la educación superior hasta el periodo transitorio
del siglo XIX al XX, siempre ha generado conocimiento. Pone de ejemplo el saber
de las brujas en la Europa de los siglos XIV al XVII y lo aterriza en un mundo
contemporáneo, en el que la progresiva incorporación de las mujeres a la
ciencia ha modificado las estructuras de las instituciones y el proceso
creativo del conocimiento. Parteras, alquimistas…
Las brujas eran parteras,
alquimistas, perfumistas, nodrizas o cocineras que tenían conocimiento en
campos como la anatomía, la botánica, la sexualidad, el amor o la reproducción,
y que prestaban un importante servicio a la comunidad. Conocían mucho de
plantas, animales y minerales, y creaban recetas para curar, lo cual fue
interpretado por los grupos dominantes del medioevo como un poder del Diablo.
Las elites eclesiásticas, políticas y
económicas, que se consolidaban en aquellos tiempos, comenzaron a desarrollar
un modelo social muy masculino y consideraban que el saber que las mujeres
tenían, especialmente en sexualidad y reproducción, representaba una amenaza.
El conocimiento de las brujas implicaba
la posibilidad de ejercer una sexualidad más libre, lo cual ponía en riesgo la
hegemonía masculina y, por ello, los hombres expropiaron su conocimiento y las
aniquilaron en las hogueras. Asimismo, la mayoría de estas mujeres vivían
solas, en casas en el bosque, independientes, generaban sus propios ingresos y
esto provocaba mucha desconfianza.
Las mujeres han generado conocimiento
desde hace mucho tiempo y porque, además, no se puede considerar científico un
conocimiento hasta la institucionalización de la ciencia en el siglo XIX,
cuando ya se empezó a enseñar en las universidades. Sin embargo, en ese momento
las mujeres no tenían permitido estudiar en las universidades y continuaban con
la tradición de ilustrarse en los conventos, en los salones de té o en sus
hogares, con el padre o el esposo. Luego, de manera gradual, la mujer se fue
incorporando a la educación media y superior en áreas como enseñanza,
enfermería o farmacéutica. Hasta llegar a la década de los 90 del siglo pasado,
en que 50 por ciento de los universitarios ya eran mujeres.
“Quien genera el conocimiento es una
persona que tiene estereotipos y prejuicios y, por lo tanto, sus preguntas e
interpretaciones científicas dependen de su Género, así como de su contexto
social, histórico, cultural y político”, dice Norma Blazquez, quien señala que
para el conocimiento científico eso no cuenta, pero las epistemólogas
feministas dicen que hay que incorporar la intuición porque sí cuenta, sobre
todo en las ciencias sociales, en las que el objeto de estudio no son
cuestiones materiales, sino personas.
POEMAS EMBRUJADOS
La Jagua, pueblito
cerca a Garzón –Huila
. Donde cuentan la historia de la bruja del chairá-casa
del
artista escultor,
Emiiro Garzón).
1 campanada
Mujer, tallada en embrujo,
te bañas en
menjurges de semen y
canela
empavonas tu blanca
piel.
Danza entre carbones de
corazones encendidos
y te elevas al tálamo
donde el ansioso amante
espera,
le muerdes el óvulo de
la oreja,
deliciosamente le
apagas el
candil a la luna,
y a él le dices
-mañana vendre otra vez a buscarte.-
"Helga" Gloria Ogonaga.
https://vademedium.wordpress.c
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