Invita Noti Poemas Telepolvero
Mejor callarse, solo un poco
El confinamiento no me ha afectado como escritora, sino como ser humano. No ha cincelado mi alma artística ni despertado la menor inspiración en mí. Más bien ha suscitado el deseo de seguir viviendo como vivía antes
En
los días que siguieron al anuncio del confinamiento, recibí numerosas
llamadas de editoriales extranjeras que habían tenido la amabilidad de
traducir mis obras, o de conocidos que me proponían redactar un escrito,
o grabar un vídeo sobre el confinamiento. También me escribieron muchos
amigos, que terminaban sus mensajes con la esperanza, impregnada de
nuevo de una inmensa amabilidad, de que lo “aprovechara para escribir un
buen libro” o “hallara la inspiración” (o “el tiempo”) para escribir.
En una asociación de la que soy miembro, un debate entre varios animó
las discusiones por correo electrónico durante los primeros días: ¿a
favor o en contra de los diarios del confinamiento? Algunos grandes
medios de comunicación habían
encargado a Leila Slimani o a Marie Darrieussecq que escribieran uno,
lo que por otra parte había suscitado el sarcasmo, o declaraciones
odiosas.
La misma asociación había decidido abrir un blog para que sus miembros
pudieran expresarse. Por último, una investigadora de mi universidad se
dirigió a los estudiantes, en el marco de un estudio de psicología
social que había decidido realizar sobre el asunto, invitándoles a
llevar su diario del confinamiento.
En resumidas cuentas, la escritura como remedio, como medicamento, como terapia soberana contra el mal del confinamiento.
" Pase lo que pase, seguiremos adelante- ntc-agenca." Seguimos en pandemia ABRIL 2021
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