POR GLORIA CEPEDA VARGAS
CARTA A UNA MUJER
Gloria Cepeda Vargas
No pretendo eliminar ni un ápice del regocijo que te embarga al sentirte
halagada por los mismos que el resto del año te desconocen. Los veo
llegar a declararnos dueñas de las 24 horas, 1640 minutos y 86400
segundos de este 8 de marzo que esperamos resuelle de una vez.
Es curiosa la manera con que pretendemos extrapolar el absurdo. No
aludo a candideces de ocasión. Me refiero a la mano que intenta
comprometernos en una cuadratura ajena a nuestra fórmula primaria.
Tú y yo sabemos que este cuento empezó en los pomares del edén. Entre
rumor de ríos patriarcales, un bípedo lampiño y desnudo, creado “a
imagen y semejanza de Dios”, echaba de menos el artilugio que le
ayudaría a destejer el mundo. Entonces el Supremo, inclinándose sobre su
costillar, en un abrir y cerrar de ojos, te convirtió en producto del primer
parto conocido. Después te señalarían como a la felona más
promocionada de la historia.
Me dirás que ahora, mediante los buenos oficios de la píldora, ése es un
cuento mandado a recoger. Lamento decirte que eso únicamente es
aplicable al grupúsculo que se refocila lejos de tautologías y esclavitudes
en vías de reparación y esta carta va dirigida a todas las mujeres del
mundo y en especial a mis hermanas de Colombia. Entonces te recuerdo
que el 8 de marzo no es solo el día nacional de la mujer adecuadamente
matrimoniada o de la que provista de agallas suficientes administra al
menos la mitad de su hacienda. Intento llegar también a las pobladoras a
los altozanos donde los días tienen cara de ausencia, a las zarandeadas en
tómbolas oscuras, a las que se adelgazan en esa trilla conocida como
violencia intrafamiliar. Ahí levanta la cabeza la víbora y las mujeres
desaparecemos igual que en los secanos del abandono y las tolvaneras de
la guerra.
Pero no podemos quedarnos deshojando la margarita. Sería mejor
empezar a mirarnos de frente. Quizás resultaría divertido encontrar el
principio del hilo o destripar el tambor con que nos aturdieron los
responsables del exilio.
Quiero que sepas que nuestra liberación echará a andar cuando te leas y
traduzcas en la piel de las otras, cuando sientas que solo una mujer
caminará por donde tú lo haces y cuando el hombre se quite de encima el
estribo que le llaga los ijares. Como un niño indefenso, tiembla ante la
perspectiva del derrumbe. Se quedó atado al síndrome del jinete de pubis
y caderas femeninos como única garantía de virilidad. Reducido a girar en
ese círculo, trata de olvidar. Y nos trivializa y nos niega. Aquiles no saboreó
la llamada solidaridad de género, porque de ser así, le habrían brindado a
tiempo los talones.
En los inicios del siglo XXI, cruzamos escoltadas por una fecha que a
muchas despeina y a otras deja impávidas. Pero aquí vamos, con nuestra
molienda verbal tachada de excesiva por quienes apenas conocen el valor
de la palabra y a horcajadas en remanentes mitad serviles y mitad
heroicos; los mismos que a pesar del viento en contra, están destinados a
decir la última palabra.
. Después te señalarían
Gloria Cepeda Vargas
No pretendo eliminar ni un ápice del regocijo que te embarga al sentirte
halagada por los mismos que el resto del año te desconocen. Los veo
llegar a declararnos dueñas de las 24 horas, 1640 minutos y 86400
segundos de este 8 de marzo que esperamos resuelle de una vez.
Es curiosa la manera con que pretendemos extrapolar el absurdo. No
aludo a candideces de ocasión. Me refiero a la mano que intenta
comprometernos en una cuadratura ajena a nuestra fórmula primaria.
Tú y yo sabemos que este cuento empezó en los pomares del edén. Entre
rumor de ríos patriarcales, un bípedo lampiño y desnudo, creado “a
imagen y semejanza de Dios”, echaba de menos el artilugio que le
ayudaría a destejer el mundo. Entonces el Supremo, inclinándose sobre su
costillar, en un abrir y cerrar de ojos, te convirtió en producto del primer
parto conocido. Después te señalarían como a la felona más
promocionada de la historia.
Me dirás que ahora, mediante los buenos oficios de la píldora, ése es un
cuento mandado a recoger. Lamento decirte que eso únicamente es
aplicable al grupúsculo que se refocila lejos de tautologías y esclavitudes
en vías de reparación y esta carta va dirigida a todas las mujeres del
mundo y en especial a mis hermanas de Colombia. Entonces te recuerdo
que el 8 de marzo no es solo el día nacional de la mujer adecuadamente
matrimoniada o de la que provista de agallas suficientes administra al
menos la mitad de su hacienda. Intento llegar también a las pobladoras a
los altozanos donde los días tienen cara de ausencia, a las zarandeadas en
tómbolas oscuras, a las que se adelgazan en esa trilla conocida como
violencia intrafamiliar. Ahí levanta la cabeza la víbora y las mujeres
desaparecemos igual que en los secanos del abandono y las tolvaneras de
la guerra.
Pero no podemos quedarnos deshojando la margarita. Sería mejor
empezar a mirarnos de frente. Quizás resultaría divertido encontrar el
principio del hilo o destripar el tambor con que nos aturdieron los
responsables del exilio.
Quiero que sepas que nuestra liberación echará a andar cuando te leas y
traduzcas en la piel de las otras, cuando sientas que solo una mujer
caminará por donde tú lo haces y cuando el hombre se quite de encima el
estribo que le llaga los ijares. Como un niño indefenso, tiembla ante la
perspectiva del derrumbe. Se quedó atado al síndrome del jinete de pubis
y caderas femeninos como única garantía de virilidad. Reducido a girar en
ese círculo, trata de olvidar. Y nos trivializa y nos niega. Aquiles no saboreó
la llamada solidaridad de género, porque de ser así, le habrían brindado a
tiempo los talones.
En los inicios del siglo XXI, cruzamos escoltadas por una fecha que a
muchas despeina y a otras deja impávidas. Pero aquí vamos, con nuestra
molienda verbal tachada de excesiva por quienes apenas conocen el valor
de la palabra y a horcajadas en remanentes mitad serviles y mitad
heroicos; los mismos que a pesar del viento en contra, están destinados a
decir la última palabra.
. Después te señalarían
notipoemastelepolvero@gmail.com
notipoemastelepolvero.blogspot.com.
ntc.agenda.blogspot.com
pleniluniocali@gmail.com
lecturasurgentesdepoesía.blogspot.com
jueves del centenario
parque de los poetas
poetas vallecaucanos
TODAS UNIDAS EN LA POESÍA .
Gloria O." Helga "
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