domingo, 13 de julio de 2014

El Fútbol y la Literatuda - Fragmento



Gracias Dios,  ya hoy se termina este mundial de futbol
y volvemos a la realidad.

GRACIAS SELECCION COLOMBIA,
SOS EL CAMPEON DE MI CORAZON

¿ganarán los Pastores Alemanes
o los semidioses sin maradona ?

Sea lo que sea, todo quedará en HISTORIA ...



Fútbol en la Prehistoria ( Wikipedia.)

jueves, 19 de junio de 2014

El fútbol y la literatura


Romance intelectual con la pelota

"El goleador es siempre el mejor poeta del año", escribió Pier Paolo Pasolini, en la cumbre del romance entre la literatura y el fútbol.

Jorge Luis Borges fue el encargado de marcar la divisoria de aguas. Con lapidaria ironía, reformuló el "civilización y barbarie" sarmientino y sentenció en más de una entrevista periodística que el fútbol era "una cosa estúpida de ingleses... Un deporte estéticamente feo: once jugadores contra once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos". La frase hendía el cuchillo en el corazón de la patria futbolera y convocaba al escándalo.
Durante décadas —salvo excepciones— ambos mundos sucedieron en dimensiones paralelas. En forma esquemática podría resumirse de la siguiente manera: los escritores desdeñaban el fútbol y los futboleros huían de la literatura.
Pero la segunda mitad del siglo XX sería testigo de una plebeyización de la literatura —el periodismo fue gran artífice de este proceso— y decenas de literatos se volcarían a una producción mestiza gracias a la cual el fútbol ya no quedaría en "orsai" literario. Finalmente, a mediados de los noventa, la pelota ganó la batalla y hoy se asiste a lo que algunos denominan la futbolización del universo y de la que no puede escapar ni siquiera el apocado e íntimo mundo de las letras.
La mala relación entre fútbol y literatura se inició en 1880 cuando el escritor británico Rudyard Kipling (1865-1936) despreció a ese deporte y a "las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan". Y prácticamente desde esa fecha el desencuentro se hizo sostenido. Sin embargo, el recorrido de una buena biblioteca demostrará que no faltaron las gratas excepciones: en los años 20, el peruano Juan Parra del Riego y el argentino Bernardo Canal Feijóo escribieron "Penúltimo poema del fútbol" y Horacio Quiroga publicó "Suicidio en la cancha", un cuento sobre el caso real de un jugador de Nacional que se pegó un tiró en el círculo central de la cancha. De aquellos tiempos es el primer relato totalmente ficcional sobre fútbol en el Río de la Plata: la novela del francés Henri de MontherlantLos once ante la puerta dorada”. En 1923, nada menos que en su melancólico libro Crepusculario, Pablo Neruda escribió el poema "Los jugadores", y 12 años después, "Colección nocturna", incluido en Residencia en la tierra. Durante el primer medio siglo hubo escasos coqueteos de la literatura con el fútbol —una aguafuerte de Roberto Arlt sobre el Seleccionado Nacional y poco más—; quien entró a saco lleno en el tema fue el uruguayo Mario Benedetti con su ya célebre cuento "Puntero izquierdo", escrito en 1955, y publicado en el libro Montevideanos.
El llamado boom de la literatura latinoamericana se acercó al mundo del fútbol, no sólo desde la escritura sino también desde las tribunas. Ya por aquella época había salido del placard un gran número de escritores que se reconocían como hinchas de fútbol: el poeta gaditano Rafael Alberti —quien escribió "Oda a Platko", dedicada al arquero húngaro del Barcelona—, Miguel Hernández, Miguel Delibes, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Jorge Amado, Augusto Roa Bastos, Ernesto Sabato, Rubem Fonseca, Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Rivadaneyro y Alfredo Bryce Echenique.
A partir de los años 60 y 70 la lista de escritores que se animaron a escribir sobre fútbol se acrecentó considerablemente: el poeta brasileño Vinicius de Moraes escribió un célebre poema al puntero Garrincha, el español Camilo José Cela, sus Once cuentos de fútbol, el mexicano Juan Villoro, un texto sobre el maracanazo —el día que Uruguay le ganó a Brasil la Copa del Mundo en el estadio Maracaná— titulado El hombre que murió dos veces, Humberto Constantini, su relato "Inside izquierdo", y Leopoldo Marechal, elige la tribuna de un River-Boca para lanzar la batalla del protagonista de Megafón o la guerra. Mientras tanto, en Europa, el austríaco Peter Handke ponía la piedra basal con su novela La angustia del arquero frente al tiro penal —que poco habla de fútbol, es verdad— pero tiene una de las definiciones más bellas de ese instante crucial en un partido.
Los años ochenta marcaron el fin de la separación entre el fútbol y las letras en la Argentina. Y eso ocurrió de la mano del periodismo gráfico: Osvaldo Soriano, Roberto Fontanarrosa y Juan Sasturain se convirtieron en la delantera implacable que se abocaba a escribir sin tapujos ni complejos sobre fútbol, primero desde las crónicas de prensa y el humor y, finalmente, desde la literatura.
Tomado del blog. de Beatriz Chabrera Marchisone,  -Argentina
www.el ortibar.org. 
Tomé un fragmento para Noti Poemas Telepolvero. 


 TODOS UNIDOS EN LA POESÍA Y EN EL FÚTBOL.
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jueves, 19 de junio de 2014


El fútbol y la literatura



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